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martes, 1 de noviembre de 2011

LUTERO Y LAS INDULGENCIAS


El mito tiene su origen en en el prefacio que escribió Philipp Melanchthon para el segundo volumen de las obras completas en 1546, ya muerto Lutero. Parece ser que Melanchton fue una buena persona, pero es un mediocre teólogo y un pésimo historiador. Desde luego no se distingue por su ‘exactitud’ a la hora de referir detalles de la vida de Lutero [6].
Melanchton no pudo ser testigo del hecho, porque en 1517 estaba en Maguncia. Se desconocen los motivos de la ‘invención’, quizá se le fue la mano, e interpretó la intención de Lutero de discutir el asunto como una disputa oral, y no lo que probablemente fue: una disputa escrita.LEER TODO

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